Al llarg dels anys, anem acumulant experiències i vivències que ens conformen els nostres punts de vista, la nostra forma de percebre el mon que ens envolta.
En
el procés de (re)pensar la història que volia contar-vos sobre la meva experiència
de barreres a la diversitat viscuda amb
algun alumne, m’he recordat d’un acudit: l’home que necessitava un gat
per canviar una roda del seu cotxe. Us el comparteixo:
“A un hombre
se le pincha la rueda del coche en plena noche circulando por una carretera
solitaria. La casa más próxima que recordaba haber visto, estaba a 10 Kms. Así
que se arma de paciencia, y se dirige a ella para solicitar ayuda. Por el
camino va pensando, que si sería mejor pedir prestado un gato, que quizás no se
fiasen de dejarle pasar para llamar por teléfono, que si podía despertar a un
hombre que debía madrugar, o que si podía interrumpirle en un momento íntimo
con su mujer, … va caminando, y se va calentando el asunto, que si seguramente
parecerá una excusa, que debería haberse manchado las manos de grasa para
aparentar, que no se van a creer que no lleva movil, que sería mejor ofrecerle
dinero por el gato, etc. Cuando por fin llega a la casa, llama al timbre, y le
abre la puerta un amable agricultor y le pregunta afablemente:
– Buenas
noches ¿Qué desea?
A lo que
contesta nuestro personaje
– ¿Sabe lo
que le digo? Que se meta el gato dónde le quepa.”
Molts
cops, quan ens comuniquen que en el nostre grup classe tindrem un alumne amb
NEE ens passa quelcom semblant al relat de l’acudit. Els (pre)judicis esdevenen barreres mentals que dificulten com tractem la
diversitat a l’aula.
Ens llegim!!!